UN ERIZO EN LA IGLESIA

 


"Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida", destaca certeramente un proverbio bíblico.
Sin embargo muchos nos gusta quedar en el nivel de escucha más que en el de cambio de rumbo o actitud.

Muchas organizaciones (y la iglesia misma) gastan mucha energía persiguiendo demasiadas ideas e iniciativas. 

Los grandes saben decir “no” a las cosas buenas y concentrarse en ÚNICA cosa en la que son realmente buenos; expresa una revista prestigiosa digital llamada Biblia Work.




Es en ese punto, donde no logramos engranar en la diversidad de "los otros" desviamos la obtención del denominado "Punto óptimo" y se vuelve la emoción en molestia y carga acumuladora de frustración. En dicha derivación se estremece lo interno del ser humano y deja de serlo; aunque quizás por breves minutos, pero en el amotinamiento de energía mal utilizada dejan de ver la gloria de lo que anhelaban obtener originalmente.

No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad del momento, para que imparta gracia a los que escuchan.
Expresa el Espíritu Santo en una misiva amorosa a la integridad profunda de la Iglesia en Éfeso.
Marcus Buckingham define una fortaleza como “una actividad que te hace sentir fuerte es una actividad que te fortalece.” 

Entonces: Soy de Cristo o sigo siendo erizo? ...pero en la Iglesia.


MANEOL

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