AGUARDA


Casi nunca el ser humano frente a una situación, enfermedad, problema o particular logra medir la dimensión de la misma hasta que está frente a ella, a escasos pasos.

Solamente ahí, cuando el silencio embarga y las armas ceden frente a la ferocidad de lo que nos inquieta podemos verificar que somos inútiles nosotros solos, y que resta nada más detenernos para que la memoria de luchas y batallas ya ganadas vengan a oxigenar nuestro presente.

Dios parece acompañarnos solamente, en silencio en perfecta quietud.

Ahí, cuando necesitamos enfrentar nuestros temores y volver de la gélida batalla nos resta confiar, no en la marcha, ni en las ganas, sino que en Alguien más, Mayor a nosotros mismos.

"El Señor peleará por ustedes mientras ustedes se quedan callados" y agregó "porque los egipcios a quienes habéis visto hoy, no los volveréis a ver jamás" Éxodo 14

Ya no luches solo.

Dios lo hará por ti.



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